Uno de los propósitos centrales de esta administración fue el de
crear las bases e iniciar la construcción ambientalmente sostenible. El reto fue
materializar y poner en marcha todas las estrategias y herramientas que para tener una
ciudad más igualitaria, integrada socialmente y simultáneamente más consciente de sus
valores y potencialidades ambientales.
Este propósito se materializó en la ejecución de programas y
proyectos orientados a solucionar problemas particularmente críticos como el deterioro de
las condiciones ambientales del espacio público, la degradación de los ecosistemas
urbanos, la contaminación ambiental, las necesidades de saneamiento básico, la falta de
claridad en las consideraciones ambientales de las políticas y planes de ordenamiento del
territorio y la carencia de valores y conciencia ambiental de comunidad, entre otros.
Para la administración, la ciudad ambientalmente sostenible se
concibió como la ciudad peatonal, la ciudad del Hombre. La ciudad donde las distancias y
los tiempos acuerdan mejor con el ritmo de la respiración y la percepción. Este es el
espacio que puede ser sentido y el tiempo que permite ser vivido; es donde ir y
transcurrir cobran importancia frente a partir y llegar. Es, por ende, el ámbito urbano
que mejor suma las bondades y riesgos del ambiente creado por el hombre.
Desde la perspectiva ambiental, la ciudad peatonal no fue considerada
como un modelo en sí misma, ni siquiera una propuesta. Fue concebida como un rasgo
inherente de un concepto mayor: la ciudad sostenible. Qué tan peatonal puede ser la
ciudad, es parte de la pregunta por nuestras posibilidades de supervivencia y felicidad
dentro un modo de vida urbano, que cada vez abarca una porción mayor de la humanidad.
Hoy, más del 70% de la especie habita en ciudades y a mediados de siglo más del 90% lo
hará.
El aspecto ambiental en el sentido más estrecho, no se descuidó
dentro de la ciudad peatonal: la limpieza del aire y los cuerpos de agua, las basuras, la
conservación de un entorno sensorial con el tipo y concentración de estímulos adecuados
a un ambiente relajado, comprensible y apropiable (libre del caos visual y sonoro) y, en
general, la prevención del deterioro físico urbano, son inseparables del concepto de
ciudad peatonal.
La magnitud de la transformación posible estuvo limitada por la
necesidad de conservar determinados atributos naturales del territorio y la conservación
de los procesos ecológicos esenciales.
El espacio peatonal como escenario de conservación biológica tuvo una
ventaja comparativa frente a otras áreas y estrategias: se llevó la Naturaleza a las
personas. La lucha contra el olvido de la Naturaleza fue uno de los aspectos de mayor
relevancia en la construcción de una ciudad sostenible.
Por mucho tiempo se redujo la gestión ambiental al control de la
explotación de los recursos naturales y del deterioro ambiental (asimilado a
contaminación). La ciudad, como ambiente transformado o creado mostró el papel de la
gestión ambiental en el diseño de nuevos ecosistemas. La administración que termina
entrega una Bogotá más viva, más verde y más peatonal.
Finalmente, en esta publicación se describe la gestión ambiental
adelantada por el DAMA en el Distrito Capital durante la vigencia de enero de 1998 a
diciembre del 2000 El documento actualiza los datos, estadísticas, indicadores, índices,
fotografías, gráficos y tablas, respecto del primer informe periodo Enero de 1998 a
Junio de 1999 conservando el enfoque y estructura del mismo. Se retoma el marco conceptual