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.: Protocolo Distrital de Restauración Ecológica :.
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.: PROTOCOLO DISTRITAL DE RESTAURACIÓN ECOLÓGICA :.

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7. CUADROS DE RESTAURACIÓN: del 1 al 6

  CUADRO I: PÉRDIDA DE CAUDALES EN NACEDEROS Y MICROCUENCAS ABASTECEDORAS

Este cuadro es la necesidad más patente en la percepción de los pobladores campesinos y suburbanos de las áreas rurales del Distrito Capital, en especial en las más cercanas al casco urbano.

La restauración ecológica es, en este caso, una alternativa de manejo para estabilizar y conservar, no una promesa de agua extra ni una excusa para alterar y destruir el paisaje y el modo de vida rural y suburbano, a cuenta de lo "estirable" de los recursos.

El escenario de protección y restauración del recurso hídrico es la microcuenca. Poco puede hacerse por un nacedero, si ladera arriba, en las áreas de recarga, se manejan mal los recursos.

Si bien toda la microcuenca participa en el ciclo hidrológico, nos interesan especialmente cuatro zonas:

• Zonas de recarga: partes altas (generalmente con menor pendiente, arriba de las laderas), donde el agua lluvia se infiltra en el suelo y penetra en el acuífero (red subterránea de la microcuenca).

• Zonas de descarga: partes medias y bajas, donde el agua del acuífero aflora. Se trata de nacederos, manas, orillas de quebradas y hondonadas pantanosas.

• Zonas de regulación: pueden también ser de recarga. Son las que almacenan agua: páramos, turberas, lagunas, pantanos, chuscales, bosques protectores, jarillones, jagüeyes, reservorios, embalses, etc.

• Cinturones de condensación: a cierta altura (3000–3200 msnm) o en ciertos picos, se produce una mayor acumulación y paso de nubes bajas (nieblas, estratos de ladera). Si estas zonas tienen buena cobertura de bosque nativo, el vapor se condensa sobre el follaje fresco y escurre hasta el suelo forestal que lo almacena como una esponja.

La pérdida de caudales está generalmente acompañada por deterioro de los suelos en dos formas. La erosión superficial decapita los perfiles y se pierde masa de retención. La pérdida de cobertura vegetal más la pérdida de suelo retenedor de agua producen un descenso total del almacenaje y la capacidad de regulación.

De otra forma, la desforestación más el pisoteo (y en ocasiones la mecanización de los cultivos) produce pérdida de la estructura porosa del suelo; tal compactación disminuye la infiltración del agua en el suelo y la roca, tanto como la capacidad de retención intersticial (agua de los canalículos del suelo), lo cual se suma para disminuir tanto la entrada de agua como el almacenaje del suelo y, por ende, la capacidad reguladora y el caudal básico.

Por otra parte, no pueden descartarse los cambios climáticos. Los cambios del macroclima (atmósfera global y macrorregional) escapan a los alcances del presente Protocolo, aunque la revegetalización ciertamente contribuye a la fijación de carbono y el control del cambio climático.

A escala del manejo de las microcuencas abastecedoras, tiene mayor importancia el mesoclima, esto es, las condiciones atmosféricas particulares de un valle, una microcuenca, etc., esto es, el clima local. La desforestación produce modificaciones de la temperatura y, principalmente de la humedad atmosférica. El principal efecto en los ecosistemas andinos es el cambio de superficies forestales frías y condensadoras por potreros y suelos desnudos, superficies más cálidas, por lo cual disminuye la condensación sobre las superficies terrestres y vegetales (precipitación coadyuvada), con lo que la microcuenca se hace más cálida y seca.

Aunque la recuperación de la oferta hídrica es importante y es factible hasta cierto punto (en el que ya el clima y la geología no dan para más), la perspectiva de mejores caudales no debe ser empleada como excusa para la urbanización. Ningún tratamiento de restauración puede compensar la pérdida de caudales ocasionada por la urbanización de las áreas rurales.

Todas las microcuencas y nacederos deben ser conservados como fuente exclusiva de suministro hídrico. Este es el único mecanismo definitivamente eficaz para controlar la densidad de poblamiento y la conservación de los modos de vida rural y suburbano.

La presión por crear acueductos microrregionales o conexiones al acueducto urbano en el área rural del Distrito, acarrea siempre la violación de todos los límites de densidad y el abandono de las microcuencas, con lo que éstas se convierten en cloacas y basureros mientras los bosques protectores se talan para dar cabida a más lotes y nuevas construcciones.

La consecuencia última es la destrucción del modo de vida rural y suburbano, el desplazamiento de la población que se pretendía beneficiar, la destrucción de la oferta ambiental del área rural y la expansión de la carga de servicios públicos y problemas sociales del casco urbano.

Condiciones físicas básicas

• Se cumplen las mencionadas en las generalidades.

Oferta ambiental

En este caso la oferta ambiental básica son las entradas de agua: los caudales que entran en el área procedentes de otras, más el agua que puede ser captada in situ, según el balance hídrico local y la superficie de captación. Otros elementos aportan a la restauración:

• Humedad y materia orgánica concentradas en puntos bajos o de poca pendiente.

• Pequeños y medianos núcleos de condensación asociados a peñas, cañadas o masas de vegetación leñosa.

• Puntos de exurgencia.

• Zonas de regulación (arriba mencionadas).

• Zonas con vegetación bioindicadora de suelos húmedos.

Potencial biótico

• Tráfico de dispersores y propágulos concentrado en cadenas de parches y a través de cañadas y hondonadas.

Potencial sociodinámico

• Alta sensibilidad tradicional al recurso agua.

• Dependencia económica estricta del suministro hídrico.

• Frecuente existencia de organización local alrededor del agua (acueducto veredal, junta de acueducto, etc.).

• Falta de conocimiento preciso sobre el ciclo de agua y conceptos claves (zonas de recarga y descarga, acuífero, caudal básico, infiltración, regulación, papel de la vegetación, etc.).

• Falta de conocimiento sobre relación uso – suelo – agua.

• Creencias erróneas sobre el funcionamiento de nacederos, acuíferos, quebradas y reservorios.

• Dificultad en comunicaciones y convocatoria por las distancias.

• Distorsión de la información por demoras en la comunicación y fallas de interpretación.

• Frecuentes conflictos vecinales alrededor de quebradas y nacederos, por aguas o por linderos.

• Predisposición negativa a la revegetalización por creencia errónea en que ésta puede acarrear eventual pérdida de la propiedad, adquisición de servidumbres u otras restricciones al dominio.

• Dificultad para la extensión y para la organización por clima de inseguridad y problemas de orden público.

• Experiencias anteriores (positivas o negativas) de reforestación o revegetalización.

Factores limitantes

• Zonas con precipitación escasa y/o irregularmente distribuida a lo largo del año.

• Tamaño de la propiedad reducido, obligando a uso máximo de la superficie cultivable.

• Tenencia de la propiedad (propietario ausentista, arrendatario) que dificulta o desmotiva la aplicación de tratamientos de mediano y largo plazo.

Factores tensionantes

Son muchos los factores que inciden en el suministro hídrico, pues si «la vegetación es la matriz de los ecosistemas terrestres», cierto es también que el agua es su síntesis. Entre los tensionantes típicos de este cuadro se tienen:

• Tala de bosques protectores para ampliación de cultivos y pasturas. Eventual y expansiva. [3]

• Compactación del suelo por pisoteo y consecuente pérdida de infiltración. Permanente y creciente. [2,4]

• Erosión por labranza con la pendiente (de pa’bajo). Periódica y creciente. [2,4]

• Erosión por establecimiento de coberturas transitorias y escasas. Periódica y creciente. [4,2]

• Pérdida de retención hídrica en suelo por erosión. Permanente y creciente. [2]

• Contaminación de agua y suelo por agroquímicos. Periódica, acumulativa y creciente. [2]

• Quema-pastoreo en las áreas de recarga de las partes altas (páramo y subpáramo). Periódica. [3-5]

• Avenamiento de suelos pantanosos en cimas y laderas. Episódico y poco reversible. [2]

• Alteración micro y mesoclimática por desforestación (calentamiento, aumento de temperatura y evaporación, disminución de condensación y precipitación coadyuvada por la vegetación). Progresiva y difícilmente reversible. [1,2]

• Aumento de oscilaciones de caudal por pérdida general de regulación en suelo – vegetación. Impacto de sequías y avenidas (crecientes) sobre el ecosistema. Progresiva. [2]

• Aumento de transpiración por cobertura forestal inadecuada en zonas de recarga o descarga (ver Cuadro de Restauración 11). Constante. [2]

• Descenso freático y alteraciones del drenaje por apertura de vías u otras grandes excavaciones (ver Cuadro de Restauración 5). Episódico y definitivo [1,2]

• Disminución de la infiltración por aumento de superficies duras (edificios, aceras, pavimentos, etc.). Progresivo y definitiva [2]

• Cultivos extendidos sobre áreas críticas para la restauración (áreas de recarga y descarga acuífera, márgenes hídricas). Constante. [3]

• Demanda hídrica superior a la oferta, lo que puede acarrear la desecación temporal de pozos, nacederos y lechos, y procesos de compactación y sellamiento de puntos de exurgencia. Eventual. [2]

Interacción tensionantes – limitantes

• Todo lo que altere en el ecosistema se refleja en la cantidad, calidad o regularidad del agua.

• La afectación de cada etapa del ciclo hidrológico tiene efectos complejos sobre las siguientes.

Alteración

• La pérdida sostenida de caudales representa una baja total en los signos vitales del ecosistema.

• Desde el punto de vista de la pérdida de un servicio ambiental básico, se califica como degradación del ecosistema.

• La tendencia es generalmente creciente. La oferta hídrica escasa afecta a todo el desarrollo del ecosistema y esto, a su vez, afecta la capacidad de regulación.

• El aumento de la demanda complica la situación.

Potencial de restauración

• La oferta hídrica potencial, depende básicamente de la geología y clima de la microcuenca.

• Nunca es posible restaurar el máximo de esa oferta potencial, pues muchos cambios de coberturas y suelos son prácticamente irreversibles.

• La máxima restauración factible depende del ordenamiento de la cuenca, ubicando elementos de preservación y restauración en las áreas críticas para el ciclo hidrológico y manejando las coberturas vegetales hacia un óptimo de captación/evapotranspiración.

Priorización

• Zonificación de la microcuenca a tratar, ubicando las zonas claves (recarga, descarga, regulación y condensación) y la distribución espacial de oferta y demanda.

• Priorizar las zonas claves en los tratamientos.

• La restauración debe ir siempre primero de las partes altas hacia las bajas.

• Las áreas de recarga, condensación y regulación deberían tratarse primero o, cuando menos, al mismo tiempo que las zonas de descarga.

Estrategias y lineamientos generales para la restauración

La conservación o la degradación del agua y el suelo son inseparables. La cobertura vegetal es la clave de ambas.

No se debe olvidar que las plantas, como seres vivos, consumen agua. Las plantas que más agua consumen son las más grandes y de crecimiento rápido (pinos, eucaliptos y acacias). Una buena cobertura vegetal no produce más agua, sino que aumenta su regularidad: menos agua en invierno y más en verano, que es lo que hace falta.

La esencia de la protección y restauración del caudal puede resumirse en tres puntos:

• Aumentar la condensación mediante el máximo de coberturas vegetales frescas (bosques nativos y rastrojos).

• Minimizar la evapotranspiración por coberturas cálidas expuestas (cemento, potreros, suelos erosionados) o cultivos de alto consumo (especies forestales exóticas).

• Disminuir la escorrentía (cantidad y velocidad del agua que corre sobre el suelo, erosionando y marchándose de la cuenca).

• Aumentar la infiltración (cantidad de agua que se detiene y penetra en el suelo.

• Aumentar las reservas (volumen y extensión de las zonas de regulación).

Esto debe aumentar el caudal básico (caudal de estiaje), que es la cantidad mínima de agua que brota o fluye en el tiempo más seco. El caudal básico es la verdadera oferta hídrica disponible, con base en la cual se debe calcular la capacidad de carga de la microcuenca en cultivos, ganados, personas, casas, etc

 
  CUADRO II: AGRICULTURA Y GANADERÍA SEMIEXTENSIVA DE LADERA

A medida que la urbanización a desplazado a la actividad agropecuaria de los suelos de mayor aptitud, ésta se ha ubicado sobre extensas áreas poco aptas, ecosistemas frágiles de alta montaña.

El establecimiento de un régimen crónico de perturbaciones por tiempos prolongados, ha acarreado la eventual degradación de la misma base productiva: los recursos naturales.

La degradación de la base productiva (clima, agua, suelo y biodiversidad) conlleva una pérdida de productividad y dificultad para regenerar y mantener el modo de vida rural.

Al tiempo que las ganancias merman, las necesidades aumentan, gracias al desarrollo. El campesino, siempre alcanzado, redobla la intensidad de sus prácticas de manejo, arreciando el régimen de tensionantes sobre el suelo.

Gran parte del aumento de la productividad logrado con las innovaciones tecnológicas de la revolución verde (nuevas variedades, agroquímicos, etc.) fue tan sólo una ficción creada a base de forzar al ecosistema a liquidar sus reservas, especialmente de suelos.

Condiciones físicas básicas

• Las básicas mencionadas al inicio de la sección. Se trata de la generalidad de las áreas rurales de Santa Fe de Bogotá.

Oferta ambiental

• Una parte importante de la oferta ambiental en este cuadro es la distribución espacial del régimen de perturbaciones agropecuarias. No todos los espacios dentro del área manejada están sometidos a la misma intensidad de fuego, pastoreo, labranza, etc.

• Por ello mismo, los efectos tensionantes se hallan atenuados en espacios como cercos, caminos, afloramientos rocosos, terrenos marginales (en barbecho), cañadas y pendientes fuertes. En estos puntos se mantienen mayores reservas y suelen servir de focos iniciales de restauración.

Potencial biótico

• La disponibilidad de seres vivos para iniciar la restauración se halla concentrada en los espacios marginales de la producción y en las áreas de mayor pendiente.

• Normalmente, la perturbación agropecuaria se extiende transversalmente en las laderas sobre las franjas de menores pendientes. Debido a esto, las comunidades vegetales propias de este segmento de la ecoclina son las más propensas a la fragmentación y la extinción.

Potencial sociodinámico

• Se cumplen las mencionadas inicialmente en las generalidades.

• Fuerte arraigo tradicional a la actividad agropecuaria.

• En general, lo urgente prima sobre lo conveniente, así como el ganado (así sea poco) es más importante que los cultivos y éstos que el medio ambiente.

• Escasa valoración de los elementos naturales no directamente vinculados (en la percepción de la cultura local) a la ganancia económica.

• Motivación sensible a ganancias en seguridad, productividad y al recurso hídrico.

• Moderada sensibilidad al valor comercial de la tierra. La tierra vale por arraigo familiar y local. Adquiere valor comercial cuando la producción decae y la presión de compra - urbanización aumenta.

• Alta sensibilidad al ejemplo y la envidia, así como al ridículo. El campesino como ser comunitario, en general prefiere hacer como otros hacen y destacarse del modo aprobado por la convención social, no en modos innovadores.

Factores limitantes

• Los mencionados en las generalidades al principio de la sección.

• Limitante cultural en la escasa propensión a la experimentación o la toma de riesgos en innovaciones.

Factores tensionantes

• Pérdidas de nutrientes por lavado vertical y horizontal (lixiviación). Permanente y creciente. [4]

• Erosión superficial constante, periódicamente intensificada (labranza, poscosecha). Permanente y creciente. [4]

• Decapitación, por erosión severa, de horizontes irrecuperables del perfil del suelo (p.e. cenizas volcánicas). Local, progresiva e irreversible. [2,4]

• Descenso del balance hídrico (relación con Cuadro 1). Creciente y difícilmente reversible. [2]

• Tala de bosques y rastrojos para expansión de pastos y cultivos. Eventual y creciente. [3]

• Monocultivo. Permanente; localmente creciente o decreciente. [3]

• Entresaca de fragmentos boscosos para leña, tutores, postes, etc. Puntual y periódica. [3]

• Clareo de fragmentos por incursión del ganado. Permanente y progresiva. [3,4]

• Eliminación de los bancos de semillas y plántulas por erosión superficial y prácticas de control de malezas. Progresiva y difícilmente reversible. [3,4]

• Competencia agresiva y alelopatía de pastos y forestales introducidos. Local y constante. [3]

• Destrucción de la biota del suelo por actividades agrícolas y/o pecuarias. Progresiva y medianamente reversible. [4]

• Alteración físicoquímica del suelo (frecuentemente irreversible) por cambio de régimen microclimático. Progresiva e irreversible. [2,4]

• Contaminación de aguas y suelos por agroquímicos. Estacional y acumulativa. [2]

• Pérdida de diversidad y exposición a plagas y pestes. Progresiva y con episodios críticos. [3,5]

• Deterioro microclimático y paramización secundaria. Progresivo y difícilmente reversible. [1,2]

• Introducción de prácticas agropecuarias de explotación intensiva. Creciente. [2]

Interacción tensionantes – limitantes

En general, el rasgo más sobresaliente de este cuadro es la asociación entre la falta de prácticas de conservación de aguas, suelos y biodiversidad, dentro de los sistemas agropecuarios. Esto lleva a un agotamiento del potencial productivo y a una intensificación de las prácticas agresivas de explotación, en una espiral de deterioro que sólo se detiene cuando la productividad cae por debajo del umbral requerido para la regeneración económica del sistema de producción. En dicho punto, los terrenos se destinan al pastoreo marginal y quedan expuestos a la urbanización o simplemente marginados.

Alteración

• La alteración corresponde a la forma más típica de deterioro, dado que el manejo intencionalmente hace retroceder el estado sucesional del ecosistema y lo mantiene detenido en un punto de baja diversidad y alta productividad neta, con especies y pulsos convenientes para la cosecha.

• La alteración agrícola es esencial en el paisaje humanizado y, en especial, de las zonas rurales. Esta transformación es sostenible siempre y cuando se mantenga un balance en el mosaico, entre espacios en diferentes estados sucesionales (campos, barbechos, bosques).

Potencial de restauración

• El potencial de restauración varía principalmente en función del sociodinámico. Condiciones como organización, tenencia, rentabilidad de la explotación, son determinantes de la factibilidad de la restauración.

• Para las condiciones políticas y socioeconómicas del Distrito, el potencial es la creación de un rico mosaico de espacios de producción, preservación y restauración, a distintas escalas, desde la local hasta la predial.

Priorización

• La prioridad es el ordenamiento a distintas escalas (distrital, local, zonal, predial), procurando el balance entre funciones y entre estados sucesionales, así como la conectividad entre los elementos de sustentación ambiental a través del territorio.

• La restauración debe hacerse parte de los ciclos y prácticas de la explotación agropecuaria (y no una opción siempre excluyente), a través de técnicas de conservación de agua, suelo y biodiversidad.

• La restauración de agroecosistemas sostenibles y paisajes rurales bien balanceados es una prioridad distrital, establecida dentro de los documentos que sustentan el Plan de Ordenamiento Territorial.

Estrategias y lineamientos generales para la restauración

• Dada la estrecha interdependencia entre ordenamiento y restauración en este cuadro, la estrategia debe apuntar, en la medida de lo posible, a ir de lo micro a lo macro, incorporando los conceptos de ordenamiento, producción sostenible, preservación y restauración, desde el escenario del predio, e integrándolos en escalas ascendentes, a través de microcuencas, veredas y localidad.

• En los espacios de la producción destinada al intercambio económico, como son las parcelas de monocultivo y los potreros de lechería, es mayor la presión de uso y menor la disposición a correr riesgos o innovar. La mayoría de los tratamientos deben limitarse a los espacios marginales: huertos, cercos, caminos, cañadas, escarpes, afloramientos rocosos, acequias, rondas, etc.

• La aplicación de incentivos diversificados (económicos, cognitivos, socioafectivos, etc.) es esencial en el tratamiento de este cuadro de restauración.

• El concepto de agroforestería debe aplicarse en un sentido muy amplio y versátil, orientándolo a la maximización de los elementos leñosos unida a la modificación integral de los ciclos, haciéndolos más conservativos (en dinero, recursos naturales e información).

 
  CUADRO III: DESPLOMES DE MÁRGENES DE CURSOS DE AGUA

Los desplomes de riberas son una forma de desprendimientos masivos (o erosión en masa, para otros), que tienen una forma típica y una alta ocurrencia en las zonas andinas, siendo uno de los cuadros de restauración más frecuentes en el oriente de Cundinamarca.

Estos procesos son típicos de las zonas de modelado de disección pluvial (donde los ríos y quebradas han labrado profundos valles en "V") y por ende es muy raro encontrarlos en zonas de páramo y subpáramo con geofor mas periglaciares.

El proceso es crítico en zonas donde se combinan una elevada humedad atmosférica y edáfica, pendientes fuertes y suelos sobre capas de arcillas y otros materiales de baja permeabilidad. El agua tiende a acumularse entre las capas impermeables del suelo; los horizontes superiores más pesados por el agua retenida, en algún momento se desprenden, deslizándose sobre la bolsa de agua y arcilla licuada.

En las bases de las laderas, sobre las riberas, la acumulación de la escorrentía hipodérmica y subterránea de las pendientes superiores, aumenta la exposición a los desplomes. Cada desplome deja un juego de pendientes fuertes que desestabiliza la porción superior inmediata; ésta se desploma y el proceso continúa, a manera de "mordiscos" que avanzan ladera arriba (erosión remontante), buscando un juego de pendientes estable en relación con la solidez del material y la fuerza erosiva (caudal + pendiente).

Los principales desplomes ocurren durante las avenidas (crecientes fuertes del caudal). Las avenidas arrastran materiales diversos (troncos, piedras, barro) y, ocasionalmente, forman represamientos. La ruptura final de las presas naturales genera avenidas aún peores corriente abajo.

Aunque esta dinámica es típica de las cuencas superiores (cursos de órdenes bajos) en montañas sedimentarias jóvenes, como la Cordillera Oriental, es claro que cualquier intervención humana que aumente la erosión, disminuya el drenaje del suelo o aumente la irregularidad de los caudales, puede agudizar la erosión remontante.

Algunas prácticas tradicionales bastan, a veces, para prevenir mayores daños; este es el caso del acostumbrado avenamiento (apertura y mantenimiento de zanjas de drenaje), que contribuye a evacuar el excedente hídrico de los terrenos saturados.

Se dan también casos, en que ciertos comportamientos complican la situación, como sucede cuando vecinos separados por el cauce problemático, desvían el caudal principal hacia el lindero del frente, una vez el uno, otra vez el otro ("recostar el chorro"), defendiendo la bancada propia a costa de destruir la ajena.

Otro error frecuente, es la reforestación de las zonas inestables, con lo cual se añade gran peso a las masas de suelo ya propensas a desprenderse. Hasta cierto punto, los árboles de raíces profundas (pivotantes) contribuyen a anclar el suelo superficial a los horizontes profundos. Sin embargo, árboles muy densos y grandes hacen gran peso y palanca sobre el terreno, acelerando el desplome y aumentando los riesgos de aplastamientos (los troncos se suman a la masa en movimiento) y represamientos.

Uno de los principales requisitos de este cuadro, es la evaluación (frecuentemente se requiere de un especialista en geotecnia) para establecer en qué medida la situación es connatural a las condiciones físicas del terreno o es generada por la intervención humana y hasta qué punto puede ser corregida y con qué herramientas. Cuando los tratamientos son más costosos que las obras y predios amenazados, se imponen la evacuación y dejar actuar a la Naturaleza.

Dado que el Protocolo se centra en los tratamientos de vegetación y medidas complementarias simples, no se tratarán aquí los aspectos geotécnicos que, frecuentemente, forman la mayor parte de los tratamientos aplicables a este cuadro. Sin embargo, pueden darse algunas orientaciones.

Condiciones físicas básicas

• Pendientes fuertes sobre márgenes de ríos y quebradas.

• Humedad alta de suelo y atmósfera.

• Rocas y suelos arcillosos.

• Mayor frecuencia en invierno, durante las avenidas.

• Directamente ligado a la hidráulica de cada curso y tramo.

• Frecuentemente no es un problema (solucionable), sino una situación propia del desarrollo geomorfológico de una red de drenaje.

Oferta ambiental

• Las condiciones físicas asociadas al problema establecen una rica oferta ambiental (riqueza mineral, humedad alta y constante, suelos frecuentemente orgánicos).

• La oferta está muy restringida en cuanto a estabilidad del sustrato. Una zonificación detallada de las áreas afectadas ayuda a establecer los puntos que ofrecen mayor estabilidad.

Potencial biótico

• Las cañadas son corredores ecológicos naturales y, salvo en situaciones de total desforestación, las zonas afectadas por desplomes de márgenes están sometidas a un tráfico alto de dispersores y una intensa lluvia de semillas.

• Existe una flora (un conjunto de especies) adaptada a la dinámica de desplomes. Algunas de estas especies de hecho contribuyen a añadir peso y desprender las laderas, con lo que el proceso vuelve a empezar (sucesión cíclica). Otras, sin embargo, son de bajo porte (ej.: Myrica parvifolia, Myrica pubescens) y constituyen excelentes herramientas para tratar las zonas afectadas.

Potencial sociodinámico

• El manejo inadecuado de riego y pastoreo (por compactación y terraceo) en los predios superiores, agrava los problemas de reptación y solifluxión en los vecinos de abajo. Se requiere una cadena de cooperación de arriba hasta abajo.

• Los problemas de linderos asociados a los cursos inestables y divagantes y a los desplomes de las riberas, dificultan el adecuado manejo hidráulico de tramos críticos.

• Las personas suelen percibir los desplomes de riberas como el principal problema de erosión, aún cuando muchas veces es más importante (y más sutil) la erosión superficial (laminar, terraceo, etc.).

• Es frecuente que los deslizamientos afecten infraestructura comunitaria, bien sea por su ubicación natural (puentes) o por situarse precisamente en predios marginales (como algunas escuelas). Esto aumenta la sensibilidad al problema.

Factores limitantes

• La inestabilidad del sustrato afecta la viabilidad de los tratamientos, convirtiéndose en el el principal factor de zonificación detallada.

Factores tensionantes

Aunque la dinámica es frecuentemente natural, algunos factores antrópicos pueden agudizarla:

• Compactación y terraceo por manejo inadecuado del pastoreo en suelos mal drenados. Permanente y creciente. [4]

• Aumento de la irregularidad de los caudales por desforestación y destrucción de suelos en las áreas de recarga. Creciente. [2,3]

• Pérdida de cobertura vegetal en las márgenes (cultivos y pastoreo hasta la orilla). Permanente y creciente. [3]

• Reforestación en pendientes fuertes e inestables. Eventual. [2,3]

• Alteración hidráulica de los cauces, por obras civiles (ej: estribos de los puentes, muros de contención) o por desviación intencional del caudal. Eventual y difícilmente reversible. [2]

Interacción tensionantes – limitantes

• Siendo la misma inestabilidad el principal limitante para la restauración, todos los tensionantes están relacionados positivamente, al incrementarla.

Alteración

• Aunque la apariencia es terrible y los riesgos son frecuentemente graves (para vidas e infraestructura), estos desplomes puntuales no constituyen una alteración drástica del ecosistema y frecuentemente hacen parte de su dinámica. Dado que rara vez se detiene la sucesión, deben ser considerados como alteraciones leves.

Potencial de restauración

Es altamente variable. Dependiendo de la extensión y la dinámica de cada caso, las opciones van desde tratamientos vegetacionales y físicos simples, pasando por obras civiles de distintas envergaduras, hasta el desalojo del área.

Priorización

• Lo primero que debe hacerse es una evaluación realista de las causas y la factibilidad, rentabilidad de la corrección.

• La zonificación detallada de los focos debe permitir establecer una prioridad en los tratamientos, empezando por establecer las áreas que no pueden ser directamente tratadas y que deben ser acordonadas para evitar la expansión del proceso.

• Como en todo proyecto de control de erosión, se debe dar prioridad a los tratamientos más simples, partiendo de herramientas vegetales y mecánicas simples.

• Lo llamativo de los desplomes no debe desviar la atención de procesos más significativos como la erosión superficial generalizada en cultivos y pasturas.

Estrategias y lineamientos generales para la restauración

• Aumentar el amarre horizontal del suelo (aumentar la resistencia al cizallamiento).

• Anclar los horizontes superficiales a los profundos, por medio de herramientas físicas o vegetales (trinchos, seudotrinchos, etc.).

• Disminuir la acumulación de agua hipodérmica (entre capas del suelo, o entre suelo y subsuelo), por avenamiento o con flora desecante (sauces, eucaliptos, etc.).

• Organizar el manejo del riego y el avenamiento entre vecinos.

• La prevención de represamientos y la participación de la comunidad en el monitoreo constante de los cauces problemáticos, son esenciales en la prevención de riesgos asociados a avenidas y deslizamientos.

• El trabajo sociodinámico debe orientarse a fortalecer lazos de cooperación entre vecinos de las partes altas hacia las bajas y desde riberas opuestas de los tramos problemáticos.

• Evaluación y zonificación para establecer lo que vale la pena hacer, dónde y cómo.

• Debe evitarse el apresuramiento en reforestar áreas inestables en pendientes fuertes, pues suele resultar contraproducente.

• El interés despertado por los desprendimientos masivos debe ser capitalizado para la introducción de conceptos y motivaciones más profundos y más amplios, en dirección a todos los tipos de erosión y la incorporación de prácticas de manejo integrado y conservación de aguas, suelos y cobertura vegetal.

 
  CUADRO IV: INESTABILIDAD DE TALUDES DE VÍAS

Este cuadro tiene varias semejanzas con el anterior. Sin embargo, se trata de procesos predominantemente antrópicos, en los que la construcción de vías desata procesos de desprendimientos masivos en laderas de suyo inestables.

En el perfil del corte de una carretera de ladera, pueden distinguirse zonas establecen distintas condiciones de dinámica y manejo:

• La ladera, desestabilizada por el corte del talud.

• El talud, con el subsuelo expuesto y pendientes diversas.

• Las cunetas, sometidas a la concentración de la escorrentía de la ladera superior, interceptada por la vía.

• La vía, usualmente recebada (afirmado de gredas abigarradas de la región), sometida a tráfico y a escorrentía concentrada que tiende a abrir surcos de la cuneta interna a la externa.

• El botadero, conformado por la acumulación de los materiales excavados de la construcción, derrumbes removidos y residuos del afirmado.

En este cuadro de restauración se combinan las condiciones físicas propiciantes (las mismas mencionadas en el cuadro anterior) y la perturbación por la construcción de la vía, agravada por frecuentes errores de trazado y construcción.

Ante todo, debe recordarse que una vía es un corte y rebajamiento de la pendiente a media ladera, el cual recoge toda la escorrentía superficial e hipodérmica de la ladera superior y la conduce sobre las cunetas y la calzada. A esto se debe que los suelos de las cunetas tengan una humedad más alta y constante que las laderas adyacentes. En consecuencia, la flora viaria (de márgenes de vías) coincide mayormente con la riparia (de márgenes hídricas), hasta el punto que los árboles y arbustos que se observan a borde de carretera suelen ser los más indicados para la revegetalización de nacimientos y quebradas en cualquier zona montañosa (incluso si no se conocen las especies).

Si las cunetas no están bien definidas o si no existen tubos o bateas, adecuadamente distribuidos, para el cruce del agua de la interna a la externa, la escorrentía abre sus propias vías para proseguir su camino hacia la ladera inferior. Esto acarrea el deterioro de la calzada, en primer término, y puede llegar a desplomar la carretera, abriendo boquetes en el borde externo.

Sin embargo, el problema más frecuente lo constituyen los desplomes del talud sobre la calzada. Los materiales que obstruyen la vía son arrojados por los operarios al botadero. Allí se forma un sustrato que sepulta el suelo original y parte de la vegetación de la ladera inferior, conformado por una mezcla poco consolidada de limos, arcillas y fragmentos rocosos de diámetros diversos. La acumulación de escombros en el pie del talud y en el botadero, crea sustratos ruderales (ruderis = escombros) que favorecen la ocurrencia de especies vegetales propias de los fondos de cañadas inestables, adaptadas a esta mezcla de barro y rocas sueltas, con una sucesión muy similar a la de los claros de deslizamiento en los bosques vecinos. Es por ello que la flora viaria es más frecuentemente llamada "ruderal".

Entre tanto, el talud es colonizado por plantas propias de escarpes y afloramientos rocosos (Bromeliáceas, Ericáceas, Gramíneas, entre otras), que crean una sucesión rupestre, la cual, en grandes taludes, puede ser cíclica (desplome, regeneración, sobrepeso vegetal, desplome) si alcanza una masa importante de leñosas, a semejanza de las de los escarpes inestables de la región.

Los desplomes en los taludes, la reptación en los botaderos y el carcavamiento de la calzada y las cunetas, son problemas asociados a la escorrentía alterada por la vía. Estos problemas, como el agua, se concentran y multiplican de arriba hacia abajo. Esto es especialmente cierto donde las carreteras descienden en zigzag a través de la misma ladera: los errores y problemas de los tramos superiores recaen sobre los inferiores; la reptación del botadero en la curva de arriba se convierte en raíz y parte del desplome en el tramo inmediato de abajo.

En general, en Colombia la construcción de vías disputa el primer lugar por el perfil técnico más bajo en la gestión ambiental sectorial, con la construcción de ductos para hidrocarburos.

Por supuesto, no se trata sólo de los problemas para la conservación de la vía misma, sino de los impactos que la vía genera y conduce sobre los ecosistemas fragmentados por ella, así como los cambios en el ordenamiento espontáneo local a partir del aumento de la conectividad socioeconómica y la pérdida de conectividad ecológica. Sin embargo, en el país se tiende a manejar la vía "en el aire" (a veces literalmente), con indiferencia hacia las interacciones ambientales entre ésta y las microcuencas alteradas.

Condiciones físicas básicas

Además de las condiciones microambientales arriba descritas, las condiciones físicas típicas coinciden con las del cuadro anterior:

• Humedad atmosférica y edáfica alta.

• Pendientes fuertes e inestables. Modelados jóvenes de disección.

• Rocas arcillosas poco consolidadas.

Oferta ambiental

• La oferta ambiental es mayor en el pie del talud y en el botadero, donde se acumula humedad y materiales orgánicos y minerales diversos.

• El talud presenta la menor oferta ambiental, con una sucesión afín a la rupestre, distinta a la ruderal de las márgenes viarias, más similar a la riparia.

Potencial biótico

• La severa perturbación del sustrato en ambos costados de la vía (desplomado arriba, sepultado abajo) hacen que pueda contarse poco con los mecanismos locales de regeneración (semillas, plántulas, retoños), dependiendo principalmente de la diáspora (tráfico de propágulos).

• Los cordones de vegetación ruderal son importantes canales para el tráfico de dispersores.

• El potencial es mayor en los cruces de cañadas con vías, donde la combinación de cordones riparios y ruderales forma núcleos naturales de preservación y regeneración.

• La disponibilidad de rodales semilleros en las laderas superiores es determinante de la disponibilidad de propágulos (semillas, esporas) para la regeneración espontánea e inducida de las márgenes viales.

Potencial sociodinámico

• La importancia de las vías para el tránsito y comercialización rurales determina una alta sensibilidad comunitaria hacia este cuadro, frecuentemente priorizado por las organizaciones y administraciones locales.

• En algunos casos existe tradición de bajo perfil técnico en el diseño, construcción e interventoría de las obras. Esto mantiene un alto ritmo de contratación en el mantenimiento.

• En muchos sectores la construcción y mantenimiento de mínimas obras de arte (cajas, cunetas, drenajes) depende de los vecinos. Esto hace que se requiera coordinación entre los vecinos para el manejo de la escorrentía carretera abajo.

Factores limitantes

Los limitantes, como los demás factores, se distribuyen según los microambientes arriba descritos:

• En los taludes los limitantes son más severos: pendiente fuerte e inestable, sustrato mineral expuesto, baja acumulación de humedad y suelo.

• En las cunetas y el botadero, el drenaje puede ser demasiado lento; sin embargo, este limitante sólo restringe la flora que puede colonizar.

• Algunos botaderos son focos importantes de reptación y solifluxión, dada la baja consolidación del sustrato depositado y su mínima adhesión a la superficie original sepultada. Allí la inestabilidad del sustrato es un limitante importante.

Factores tensionantes

La excavación y construcción misma de la vía es el principal tensionante, a partir del cual se generan una serie de impactos más específicos:

• Alteración del patrón de escorrentía superficial e hipodérmica. Permanente y estable. [2]

• Desplomes y erosión remontante en taludes inestables. Recurrente y creciente. [2]

• Solifluxión en los botaderos sobre las laderas inferiores. Constante con episodios críticos (posibilidad de pequeñas avalanchas). [2,4]

Deben añadirse los impactos que no afectan la vía:

• Fragmentación de los ecosistemas boscosos. [3]

• Alteración del ordenamiento espontáneo local y regional. [2]

Interacción tensionantes – limitantes

El cuadro se genera a partir de la interacción entre la construcción y los limitantes de inestabilidad y drenaje deficiente de las laderas afectadas.

Alteración

• La vía representa una destrucción y suspensión de la sucesión en cunetas, calzada y parte del talud. También implica una desviación de la sucesión en el talud creado, el botadero y las laderas adyacentes, por las alteraciones de sustrato, drenaje y cobertura. Si se tiene en cuenta su carácter lineal y transversal a la mayoría de las ecoclinas, su efecto es esencialmente fragmentador.

• Los desplomes en sí, representan focos de degradación ambiental.

Potencial de restauración.

• La restauración ecológica puede mitigar mas no revertir los impactos ambientales generados por las obras viales. En ningún caso estas medidas remediales pueden suplir las deficiencias del diseño o la construcción.

• Las vías mal ubicadas, trazadas o construidas, pueden fácilmente convertirse en focos de desprendimientos masivos crónicos, zonas de desastre permanente.

• Ningún tratamiento funciona en este cuadro, sin las adecuadas obras de drenaje.

• La restauración puede llegar hasta el mejoramiento escénico, mejoramiento de la seguridad vial y mitigación de la tendencia al desplome, sobre todo en pequeños taludes y botaderos.

• En el Distrito Capital, muchas vías del área rural tienen un enorme potencial escénico para ser transformadas en Vías Parque (figura que hasta ahora sólo existe en el Código de Recursos Naturales).

Priorización

• La prioridad debe estar centrada en la corrección del diseño, la construcción y la interventoría.

• Como en otros focos de erosión, el adecuado manejo del drenaje precede a cualquier otro tratamiento. En este caso, son prioritarias las obras de arte (cajas, colvers, cunetas, bateas, descoles, etc.) y su mantenimiento.

• Los tratamientos vegetales deben priorizar las zonas inestables (bancada externa y talud).

• Los tratamientos vegetales deben diseñarse sobre el compromiso entre protección ambiental, mejoramiento escénico y seguridad vial.

Estrategias y lineamientos generales para la restauración

• Al igual que en el cuadro anterior, se debe evitar añadir sobrepeso vegetal a las pendientes inestables.

• La vegetación de raíz pivotante y alta transpiración es especialmente útil en los pies de talud y botaderos.

• La restauración debe imitar la sucesión rupestre en el talud y la riparia en las cunetas, de acuerdo con las seres locales.

 
  CUADRO V: SUELOS DEGRADADOS POR ACTIVIDAD MINERA

Este es uno de los cuadros prioritarios para el Distrito Capital, no sólo en las áreas rurales. En éstas sin embargo, las canteras tienen un efecto adicional: la degradación de áreas cercanas a la ciudad y la expansión de procesos de urbanización subnormal.

La política del Distrito apunta a la erradicación gradual de esta actividad en todo su territorio. En tal dirección operan los controles ambientales aplicados, cada vez más severos, especialmente en las áreas urbanas. Sin embargo, las fallas ocasionales de coordinación entre autoridades ambientales (DAMA – CAR) dificultan el control adecuado de esta importante actividad generadora de degradación.

El manejo ambiental de la minería a cielo abierto tiene tres fases, cada una dependiente de la anterior:

• Ex–ante: en la prevención de impactos derivados de la ubicación y forma de la explotación.

• De explotación: consistente en un conjunto de normas técnicas que rara vez se aplican y que apuntan a la seguridad industrial del proceso, tanto como a dejar condiciones posteriores favorables para la restauración.

• Ex–post: depende del manejo durante la explotación y el estado final del terreno. Corresponde a la restauración final de los sitios explotados y abandonados.

Una cantera, constituye un ambiente de apariencia uniforme por la devastación general. Sin embargo, a su interior se encuentra un mosaico de micrositios que determinan condiciones diferenciales de restauración:

El perfil de la figura corresponde a la cantera típica, nada parecido a lo que las normas de seguridad y ambientales prescriben. Además, se encuentran rasgos microtopográficos, como pequeñas terrazas, grietas, zanjas, surcos y chimeneas (grietas verticales entre la roca del escarpe).

• Ladera: las laderas superiores, sobre la cantera, presentan condiciones de desecación (por descenso freático ocasionado por la excavación subyacente), desestabilización y frecuentemente se encuentran descapotadas (los buldózeres remueven el suelo superficial adelante del área excavada, preparando la explotación y previniendo el desplome de suelo orgánico sobre la cantera).

• Cornisa: en algunos puntos de las partes altas de la cantera, quedan pendientes negativas, voladizos del reborde superior. Muchos de ellos son en extremo inestables y peligrosos.

• Escarpe: pendientes superiores al 60 %. Las porciones menos consolidadas sufren desplomes o desconchamiento (desprendimiento de la roca en láminas).

• Terraza: en distintos puntos se presentan rebajamientos de pendiente, de extensión variable. En estos puntos se acumulan materiales finos (detritos minerales y orgánicos) humedad, condiciones favorables para el inicio de microsucesiones.

• Talud: en la base de los escarpes o de arriba debajo de la cantera, se encuentran pendientes moderadas a fuertes, correspondientes al perfil de la excavación y a botaderos de los materiales movilizados. Los taludes son las principales superficies erosionales de la cantera, especialmente susceptibles al carcavamiento. Las condiciones (sin ser tan extremas como en escarpes y cornisas) son muy severas para el desarrollo del suelo y la vegetación.

• Canchal: en las bases de los escarpes y taludes es frecuente encontrar depósitos de gravas y fragmentos rocosos de distintos tamaños, desprendidos intencional o espontáneamente de las pendientes superiores. Estos son sustratos ruderales, cuyo potencial de restauración depende de la proporción de materiales finos.

• Base: es la extensión más o menos plano u ondulada, en la parte baja de la cantera, donde circulan y se acumulan maquinaria, vehículos y materiales.

• Camellón: algunos desechos rocosos (y con frecuencia también basuras) se amontonan conformando montículos o camellones de altura y espesor variables. Por su estructura interna, estos camellones presentan drenajes frecuentemente excesivos. Al igual que en el canchal, su condición mejora con los materiales finos.

• Botadero: no se representa en la gráfica y no es muy frecuente; idealmente, el suelo removido para exponer el mineral a explotar, es depositado en algún lugar de la cantera, protegido de la erosión, para ser posteriormente utilizado en la recuperación del terreno ya explotado. Este es un valioso recurso para la restauración. Empero, lo más frecuente es que la tierra negra se exporte a viveros, rellenos y escombreras en otros lugares.

• Cubeta: en la base de la cantera es frecuente encontrar depósitos de partículas finas (cieno) y acumulaciones temporales de agua, en concavidades creadas por la explotación. La combinación de sustratos minerales brutos y anegamiento, hace este ambiente favorable a una sucesión distinta, en la que son frecuentes elementos como Juncáceas y Ciperáceas, que crean fisonomías de pantano en medio de la cantera.

• Grietas y zanjas: unas creadas por la explotación y las otras por la erosión, a través de la cantera conforman una red de drenajes que representa la autoorganización de la escorrentía según la entrada de agua al terreno, las topografías creadas y la erodabilidad del sustrato. Estos drenajes concentran la oferta de nutrientes y humedad, pero también pueden ser focos de procesos erosivos donde la inestabilidad del sustrato detiene la regeneración.

La regeneración en canteras y la participación del hombre en la misma (restauración) es uno de los casos más interesantes de sucesión ecológica. Se trata de la construcción de un orden viviente a partir de un medio mineral.

El medio inicial es especialmente severo, gobernado por fuerzas elementales (viento, agua, radiación, roca) con fluctuaciones drásticas de temperatura y humedad. En estas condiciones el suelo y la vegetación tienen poco margen de acumulación y con frecuencia las perturbaciones aleatorias (desplomes, ríadas) devuelven el proceso a cero. El arranque de la regeneración es lento y demora en alcanzar tasas mayores.

En especial para las plántulas, las condiciones son hostiles. Las fluctuaciones de temperatura afectan drásticamente el balance hídrico de estos organismos de escaso volumen y poco guarnecidos. La tabla de materiales y calor específico arriba citada (Tabla 6.2) es especialmente relevante en estos casos; una plántula en un sustrato de arena o grava, bajo insolación directa, enfrenta un duro desafío fisiológico, virtualmente equivalente a germinar en una sartén, que a las 12 horas puede ser un refrigerador.

Poco a poco, en distintos puntos y franjas más favorables, la vegetación y el suelo logran algún acumulado sobre el cual multiplicar sus ganancias. Lentamente comienzan a construirse circuitos de regulación biótica y la delgada biosfera regenerada gana control creciente sobre la temperatura, humedad, concentraciones químicas, estabilidad mecánica, etc., construyendo un medio propio, un sistema viviente.

La sucesión de canteras, como en otros medios severos, procede en un patrón espacial muy marcado, de agregados y cordones (ver Marco Conceptual). Por ende, en su restauración la estrategia se centra en la creación de núcleos y corredores de actividad biológica, conectados en forma de red a través de las áreas inertes.

Las plantas más útiles son aquellas que tienen típica estrategia r, con altas tasas de renovación (que aporta a la formación de suelo) y reproducción rápida y profusa (que les permite mantenerse a través de las perturbaciones devastadoras crónicas de las etapas iniciales). Estas especies colonizan los sitios más propicios y a su alrededor otras pueden establecerse.

Muchas de las herramientas físicas empleadas constituyen sucedáneos de los efectos de la cobertura vegetal, que al ser inertes logran mantenerse en el medio mineral de las etapas iniciales: geotextiles, percheros, trinchos, polisombra, banquetas, zanjas de infiltración, etc. Su propósito es cumplir el papel de la vegetación, preparando el terreno para poder establecer herramientas autorreplicantes, es decir, verdadera vegetación.

Uno de los principales requisitos en la regeneración de canteras es la regulación hídrica. El objetivo es alcanzar una humedad más alta y constante, por lo cual el control de la escorrentía y la infiltración es prioritario.

En segundo lugar, y muy relacionado con lo anterior, la restauración depende de la pedogénesis, es decir, la regeneración del suelo (de hecho el suelo es uno de los principales reguladores hídricos, además de físicoquímico en general).

Los sustratos expuestos son más favorables a la regeneración en la medida en que presentan:

• Riqueza mineral.

• Proporción de materiales finos.

• Humedad constante.

• Menor pendiente.

• Profundidad efectiva (que en condiciones tan difíciles se evalúa con otros parámetros).

• Mayor calor específico.

• Menores fluctuaciones microclimáticas (recalentamiento, desecación, congelamiento).

La disponibilidad de partículas finas es clave para retención de humedad y la organización de la matriz organomineral del suelo. La fragmentación de la roca expuesta en detritos minerales más o menos finos, depende del tipo litológico, así como de procesos de:

• Expansión: ruptura espontánea de la roca expuesta por desequilibrio de las presiones geológicas.

• Meteorización: agrietamiento y desintegración por agentes físicoquímicos y bióticos.

• Explotación: la excavación y la voladura afectan la cohesión de las rocas que quedan expuestas tras remover los materiales desprendidos.

• Adecuación: los sustratos se tratan con herramientas mecánicas, manuales o explosivos, para producir materiales más finos, o simplemente se añaden materiales adecuados procedentes de otros lugares.

Cada sitio dentro de la cantera tiene mayor tendencia a la acumulación o al desprendimiento de materiales, dependiendo de su posición y topografía. Una fuente importante de nutrientes y partículas finas está en la escorrentía procedente de los suelos y la vegetación en laderas por encima de la cantera. Las fuentes alóctonas tienen mayor importancia en la medida de la pobreza del sustrato local.

La regeneración espontánea de las canteras es extremadamente lenta, pues depende de los aportes que la vegetación puede hacer a la formación del suelo. Sin embargo, las plantas acumulan poca materia orgánica pues su productividad y crecimiento son muy lentas en las severas condiciones microclimáticas de la cantera. Tampoco pueden mejorar el microclima, pues para ello requieren crecer y extenderse, lo cual está limitado por la pobreza del suelo ("doble seguro edafo-atmosférico, Marco Conceptual).

Por ello, se impone una doble estrategia de mejoramiento artificial de microclima y sustrato, para posibilitar el establecimiento de la vegetación dinamogenética, abreviando la dura etapa inicial de colonización y transformación. Para ello existe un nutrido arsenal de herramientas físicas y químicas, que hacen de esta especialidad una de las más sofisticadas dentro de la restauración ecológica.

Las estrategias de mejoramiento artificial del suelo, abarcan desde su manejo físico (cubrimiento, roturado, etc.), pasando por la adición de distintos materiales y sustancias (incluso suelo), hasta la adición de materiales vivos, en forma de cultivos diversos de hongos, bacterias o lombrices, con lo cual se añade sustrato con actividad biológica ya incorporada.

En ausencia inicial de conbertura vegetal, el microclima también debe ser suplementado. La regeneración del suelo depende de una estrategia básica consistente en mantenerlo FHP: fresco – húmedo – protegido.

Las canteras tienen un fuerte efecto fragmentador. La mayoría de las aves dispersoras tienden a evitar espacios amplios desprovistos de vegetación y mucho más las extensiones de sustrato desnudo. Así, las canteras forman franjas de muy baja permeabilidad al tráfico de fauna y propágulos vegetales, representando uno de los impactos más drásticos sobre la conectividad ecológica. Una vez lograda alguna cobertura vegetal, uno de los principales retos es atraer a los dispersores. Sin embargo, de nuevo, algunas herramientas físicas (ej: percheros, sombrillas, comederos, bebederos) pueden suplir inicialmente los atractivos vegetales, aumentando la permeabilidad de la cantera a las entradas de potencial biótico alóctono.

Otro impacto relevante de las canteras es la alteración hidrológica profunda y compleja de las microcuencas afectadas. Aunque poco estudiado, el efecto parece consistir en un descenso del balance hídrico (aumentan la escorrentía y la evaporación). Cuando se ubican en zonas de recarga pueden llegar a extinguir los nacimientos de los alrededores (descenso freático). El efecto es más grave cuando se trata de grandes excavaciones en rocas acuíferas, como las grandes areneras, todas talladas en el acuífero de la Formación Guadalupe.

En proximidad del borde urbano, la conversión de predios rurales en tierras marginales tiene otro efecto: propicia el asentamiento de población socioeconómicamente marginal y la formación de focos de tugurización en el área rural.

La recuperación de canteras es un lugar común en los diagnósticos y priorizaciones ambientales. Sin embargo, rara vez se tiene claro qué atributos se quiere recuperar y hasta qué punto puede llegar la recuperación. La falta de claridad de metas y de conocimiento de las herramientas es uno de los principales limitantes de estos proyectos.

En general la recuperación de una cantera puede apuntar a uno o varios de los siguientes objetivos:

• Prevención de riesgos de desplomes y deslizamientos.

• Recuperación escénica.

• Creación de espacios para la recreación.

• Prevención de la urbanización subnormal.

• Mitigación de la fragmentación creada por la cantera.

• Disminución del aporte de sedimentos a la escorrentía.

• Recreación aproximada de ecosistemas primitivos.

La recuperación de canteras es un campo en extremo complejo y especializado de la restauración ecológica y una descripción detallada de la tecnología implicada escapa a los alcances del presente protocolo. Sin embargo pueden señalarse algunas directrices para el diagnóstico y formulación previos (el tratamiento se describe a nivel general en la ficha técnica correspondiente, en la sección 7).

Condiciones físicas básicas

• Como se explicó arriba, existe un denso mosaico de microambientes físicos a través de la topografía de la cantera.

• Predominan condiciones elementales. El duro régimen mineral del medio crea condiciones extremas análogas a la paramización secundaria, aún en cotas altitudinales muy por debajo del páramo propiamente dicho.

Oferta ambiental

• Micrositios favorables por acumulación de humedad y partículas finas, asociados a topografías como terrazas, canchales, zanjas, cubetas, etc.

• Extensas áreas muy poco favorables, por baja concentración de recursos o excesiva inestabilidad.

Potencial biótico

• La profunda degradación implica la desaparición virtual de todo el potencial biótico in situ.

• La restauración depende de la conexión a flujos alóctonos y el subsidio artificial.

• La permeabilidad al tráfico de propágulos y dispersores es muy baja. Las canteras son repelentes para la fauna y ofrecen relativamente pocos sitios de germinación adecuados para las semillas dispersadas por medios físicos.

Potencial sociodinámico

• En el área rural son frecuentes las canteras y chircales artesanales o semiartesanales, de las cuales depende económicamente un número localmente importante de familias.

• Las canteras rurales cercanas al borde urbano son auténticas avanzadas de la urbanización subnormal del área rural. A su alrededor prospera el asentamiento tugurial, propiciado por la oferta de subempleo y tierra marginal de bajo precio para construir.

• Las condiciones subnormales de tenencia, aprovechamiento y administración de estas canteras, determinan un muy bajo perfil tecnológico de la explotación, con poco o nulo cuidado ambiental.

• En general las canteras se explotan mientras son rentables o hasta que ocurre alguna desgracia de magnitud suficiente para alejar la mano de obra local.

Factores limitantes

• Bajo balance hídrico.

• Fuertes fluctuaciones de humedad y temperatura.

• Inestabilidad del sustrato.

• Oferta mineral pobre.

• Materia orgánica mínima o ausente.

• Transpiración incrementada por exposición directa a viento y radiación.

Factores tensionantes

• Eliminación total de la cobertura vegetal. Instantánea y permanente. [2,3]

• Eliminación total del suelo. Instantánea y permanente. [2,4]

• Excavación, mientras dura. Creciente y definitiva. [1,2]

• Desestabilización por excavación y detonación. Eventual y definitiva. [2,4]

• Alteración hidrológica profunda y compleja. [1,2]

• Fuerte efecto de fragmentación y permeabilidad marcadamente baja al tráfico de propágulos y dispersores. Instantánea y lentamente decreciente. [3,5]

• Erosión intensa sobre los sustratos residuales. Crónica. [4]

• Desplomes frecuentes. Crónicos. [2,4]

• Urbanización subnormal de las canteras abandonadas. Creciente y prácticamente definitiva. [2]

Interacción tensionantes – limitantes

• La eliminación de cobertura y suelo y la exposición extensa de superficies minerales, altera el mesoclima intensificando los limitantes atmosféricos: radiación excesiva, aridez, fluctuaciones térmicas, barrido del viento, etc.

• La exposición de las vetas minerales, simplifica la composición química del sustrato superficial, agudizando las deficiencias nutricionales, desde que se remueven materiales alóctonos (procedentes de otros lugares) que fueron depositados por procesos que ya no actúan (vulcanismo, bosques antiguos, etc.).

• En general, los tensionantes actúan acentuando el carácter elemental del medio, al eliminar la regulación de suelo y vegetación, generando condiciones brutas de agua, roca, viento y radiación.

• Los efectos son más severos donde se exponen sustratos de condiciones físicoquímicas poco favorables a la pedogénesis y la colonización vegetal (ej.: areneras y calicheras).

Alteración

El cuadro es un ejemplo de texto de degradación completa: reservas físicas y bióticas agotadas, sucesión detenida, productividad anulada. Prácticamente todas las zonas afectadas se convierten en tierras marginales. Sin embargo, en un contexto periurbano, aún las tierras marginales tienen una utilidad: el asentamiento de población socioeconómicamente marginal.

Potencial de restauración

• Es uno de los casos más costosos de restauración, pudiendo llegar a más de diez veces el costo por superficie de una revegetalización en condiciones normales (ej.: pasturas degradadas con humedad media).

• Cada cantera y cada porción de una cantera tiene un potencial distinto. En algunos casos y puntos se puede llegar incluso a la recreación de ecosistemas primitivos, mientras en otros sólo puede lograrse alguna recuperación escénica (maquillaje) o la destinación definitiva a otros usos no rurales (urbanizar).

Priorización

• A nivel del distrito la recuperación ambiental de las áreas afectadas por la minería es una prioridad ya establecida a nivel de ordenamiento.

• Entre las canteras es obvia la prioridad de las más cercanas al borde de expansión, tanto por su efecto escénico sobre la ciudad, como por su propensión a la tugurización,

• Dentro de cada cantera, la zonificación inicial con base en le potencial de restauración, debe establecer la prioridad de las áreas a tratar, de acuerdo con su factibilidad y su efecto sobre el conjunto.

Estrategias y lineamientos generales para la restauración.

• La zonificación con base en el potencial de restauración de cada espacio, según su ubicación y topografía, debe diferenciar las áreas prioritarias y aquellas de máxima dificultad que la restauración debe bordear.

• Dada la destrucción total de las reservas del ecosistema, la recuperación se basa principalmente en el subsidio, tanto a la oferta ambiental como al potencial biótico.

• El orden de recuperación de los atributos debe aproximarse a balance hídrico / suelo / biomasa / diversidad.

• La estrategia de restauración se centra en dos puntos:

- Identificación de puntos y franjas de mayor potencial de restauración – creación de núcleos y corredores de actividad biológica, formando una red de restauración a través de las áreas menos favorables.

- Adecuación del microclima y el sustrato con herramientas físicas y químicas que simulan el efecto sucesional de la vegetación, creando condiciones propicias para el establecimiento de las especies dinamogenéticas.

• La estrategia sociodinámica debe tener en cuenta que la recuperación implica aumento del valor agregado al suelo y que un bajo valor agregado es clave para la tugurización de los terrenos degradados. Esto tiene implicaciones éticas y sociales de importancia: en un área no tugurizada, este hecho favorece la prevención de la tugurización mediante la restauración; en situaciones de hecho, la restauración implica una concertación de los objetivos y una preparación de la comunidad para captar el valor agregado de la recuperación

 
  CUADRO VI: ASENTAMIENTOS SUBNORMALES EN ZONAS GEOINESTABLES

Este cuadro consiste, específicamente, en el desarrollo de tugurios sobre zonas propensas a deslizamientos. Se presenta principalmente sobre el borde de expansión urbana de las Localidades Santa Fe y San Cristóbal, hacia los Cerros Orientales (también se encuentra en el pie del Cerro Juan Rey, en el Parque Entrenubes, Localidad de Rafael Uribe).

Dado que se trata de áreas por definición de "vocación forestal", este cuadro es prácticamente un caso especial del siguiente (7). También coincide frecuentemente con el cuadro anterior. Llega a darse el caso en que áreas donde la actividad minera ha sido abandonada por el riesgo geológico, son tomadas para uso residencial.

El cuadro hace parte de una dinámica general del ordenamiento espontáneo, en la cual, las áreas ambiental y económicamente marginales propician el desarrollo de sistemas de alteridad socioeconómicamente marginales. Existen, incluso, grupos políticos dedicados a promover estos asentamientos y su equipamiento, como parte de su manejo del mercado electoral. Se crea así una dinámica anómala, en la que los pobres necesitan áreas pobres y degradadas para asentarse, mientras que los politiqueros necesitan asentamientos empobrecidos y amenazados para sostener sus prebendas políticas y económicas.

La mayor parte de los asentamientos está constituida por familias campesinas desplazadas por la violencia de distintas regiones rurales del país, las cuales desarrollan una dinámica similar a la de un frente de colonización de montaña, pero a partir de las últimas calles del perímetro de servicios del borde oriental.

Estos ordenamientos espontáneos presentan desarrollos infraestructurales típicos que complican la situación de riesgo: la mayor parte de las vías son trazadas, construidas y mantenidas por los mismos habitantes de estos sectores, en condiciones que, desde su ubicación en adelante, favorecen su funcionamiento como focos de deestabilización geológica; el alcantarillado consta sólo de soluciones individuales y precarias, que evacúan hacia canales abiertos, barrancos y vías, agudizando los problemas de geoineastabilidad por escorrentía y por infiltración.

La directriz del Distrito apunta a la evacuación, reubicación y prevención de la reocupación, como parte de la política de prevención de desastres. En tal contexto parecería contradictorio plantear un tratamiento de restauración para estas áreas, compatible con la tugurización.

Sin embargo, la realidad es que la ciudad recibe más de 400.000 desplazados cada año y éstos no encuentran zonas y formas más baratas en qué asentarse. Así, las zonas evacuadas rápidamente vuelven a ser invadidas. Barrios como Jerusalén, Corinto y El Triángulo no deberían estar ahí, pero existen ya por espacio de más de una década. De hecho, muchos barrios hoy legales comenzaron así.

Muchas organizaciones locales y otras entidades no gubernamentales prestan servicios de asistencia social en estos sectores. La restauración puede dar algunas pautas técnicas de manejo ambiental para dichos procesos.

Condiciones físicas básicas

• Similares a las mencionadas en los cuadros de desplome de vías y de márgenes hídricas.

• Los factores más notables son las pendientes y la humedad excesiva.

• La propensión al deslizamiento determinada por la litología, el clima y las geoformas, se complica con la coincidencia de sistemas de pequeñas y medianas fallas geológicas en los Cerros.

• Preocupa que la ciudad no pueda resolver esta situación antes de que termine el largo silencio sísmico bogotano.

Oferta ambiental

• Humedad y nutrientes no son limitantes.

• La estabilidad, como principal limitante, varía a muy pequeña escala, siendo tan difícil calificar un sector amplio de homogéneamente inestable, como pretender urbanizar los estables sin que se tuguricen también los sitios de mayor riesgo.

Potencial biótico

• Estando estos sectores enclavados en áreas de reserva forestal, se encuentran rodeados de numerosos parches de vegetación nativa, por lo que el potencial biótico vecino es alto.

• Sin embargo, las áreas tugurizadas son altamente impermeables al potencial biótico alóctono.

Potencial sociodinámico

• En estos asentamientos existen un denso tejido social muy funcional y organizaciones comunitarias sólidas que, en cierta forma, suplen la falta de asistencia social del Estado.

• Allí operan también varias organizaciones no gubernamentales que prestan asistencia social y promueven soluciones cogestionarias a necesidades básicas.

• La ocupación de los predios es ilegal y los moradores no tienen respaldo jurídico alguno a su posesión. Esto crea una situación de incertidumbre.

• Salvo la atención a necesidades básicas, la comunidad frecuentemente tiene predisposición negativa al mejoramiento de su entorno, pues el incremento del valor agregado atraería intereses privados que eventualmente determinarían su desplazamiento (otra similitud con los frentes de colonización).

Factores limitantes

• La inestabilidad es el principal factor limitante en lo físico.

• En lo socioeconómico los limitantes son diversos y de gran peso: incertidumbre de la posesión, escasez de todo tipo de recursos, alta competencia por espacio, construcción precaria, etc.

Factores tensionantes

• Los principales tensionantes dentro de este cuadro corresponden a la construcción de vías, drenajes y obras sanitarias, todos inadecuados. Creciente y continuo. [2]

• La alteración superficial del sustrato por la construcción misma de las viviendas, modifica los patrones de infiltración y escorrentía, concentrando el agua en puntos críticos. Constante. [2]

• En estos asentamientos abunda la ganadería suburbana; ovejas, reses, cerdos y equinos deambulan por las callejuelas, destruyendo la cobertura vegetal y acentuando la erosión en algunos puntos. Constante. [3,4]

• La ocupación residencial de alta densidad elimina la cobertura vegetal y detiene la sucesión. Cre nte y permanente.[2,3]

Interacción tensionantes – limitantes

• La inestabilidad es incrementada por las alteraciones artificiales de la escorrentía y la adición del caudal de aguas servidas.

Alteración

• Se da sobre áreas degradadas o profundamente deterioradas, exponiéndolas a degradación adicional y suspendiendo indefinidamente la regeneración.

• Estre problema ambiental es, sin embargo, sólo una pequeña manifestación de un problema mucho mayor que abarca el ordenamiento nacional y el ajuste de las relaciones sociales y sociedad–Naturaleza.

Potencial de restauración

En tanto no se encuentren y apliquen soluciones de fondo, las soluciones inmediatas pueden apuntar a un reordenamiento interno detallado de las áreas de riesgo y la aplicación cogestionaria de tratamientos de estabilización.

A mediano plazo, debe decidirse y cogestionarse la conversión definitiva de estos espacios en plantaciones protectoras o en zonas adecuadamente urbanizadas.

Priorización

• El cuadro representa una prioridad desde el punto de vista de la conservación de la reserva forestal, así como desde la prevención de desastres.

• La prioridad inmediata está determinada por la urgencia de reubicar las unidades en los puntos más críticos y atender la estabilización de los puntos con procesos incipientes de reptación, carcavamiento o solifluxión.

• El manejo de la escorrentía y la infiltración, participativo y concertando a todas las personas involucradas en cada foco, es la prioridad técnica.

• Como en todos estos procesos se debe priorizar la prevención y el tratamiento de arriba hacia abajo, restando energía potencial a los deslizamientos.

Estrategias y lineamientos generales para la restauración

• El cuadro implica un tratamiento de fondo de ordenamiento concertado.

• A nivel de urgencias, las soluciones inmediatas y superficiales de estabilización, pueden orientarse hacia procesos coherentes de toma de conciencia y construcción cogestionaria de la forma de urbanización más conveniente para estos sectores (trátese de espacios verdes, construidos o una combinación viable de ambos).

• Las herramientas a aplicar corresponden a las de focos de erosión severa y deslizamientos, ajustadas al mosaico urbano rudimentario de cada sector, y complementadas con obras sanitarias mínimas que prevengan los efectos desestabilizantes de las aguas servidas libres.

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