Escenario parcial de gestión: es el espacio concreto
de gestión que reúne a la autoridad ambiental con los actores públicos, privados y
comunitarios, involucrados en un proceso específico de uso y transformación del
ambiente, enmarcado en una porción precisa del territorio. Un escenario parcial de gestión reúne a los principales
involucrados en uno de los procesos que componen el ecosistema urbano (transporte,
industria, urbanismo, agropecuario, etc.) incluyendo a quienes proveen bienes y servicios,
a los usuarios de los mismos, las entidades públicas que manejan el sector, los grupos
sociales o económicos afectados y los grupos sociales más vulnerables a los efectos
ambientales del proceso.
Objetivo: es el enunciado concreto del propósito de la
gestión pública en cada uno de los aspectos que componen la calidad ambiental y los
recursos naturales (ej: agua, espacio, biodiversidad, etc.). Este propósito se expresa a
través de indicadores cuyo valor meta está determinado por la exigencia normativa, la
aspiración social y la recomendación técnica. Cada objetivo se trata en diversos
escenarios de gestión (en relación con distintos actores y procesos). Ej: objetivo de
calidad de agua, aire, control de ruido, etc.
Política: es el lineamiento que define la prioridad y el
enfoque de la gestión ambiental para el Distrito Capital (política general) o para un
escenario parcial (política específica). La política define la posición del Distrito
que motiva y orienta la construcción de cada escenario de gestión y la ruta a seguir
para cumplir los objetivos ambientales concernientes al mismo. Ej: política específica
de transporte, de producción industrial, de desarrollo agropecuario, etc.
Estrategia: es el lineamiento que orienta la aplicación de los
instrumentos y recursos a la gestión ambiental en todos los escenarios parciales
(estrategia general) o dentro de uno en especial (estrategia específica). Ej: estrategia
general de educación ambiental, de investigación, de coordinación interinstitucional,
etc.
Desde sus orígenes, el DAMA se ha comprometido con un enfoque
descentralizado y participativo de la gestión ambiental, orientado a insertar y apoyar la
responsabilidad ambiental en cada uno de los actores institucionales y particulares,
quienes, en la práctica, tienen en sus manos las decisiones que día a día transforman
el ambiente.
Bajo este esquema, corresponde a la autoridad ambiental:
- Asegurar la unidad y cumplimiento de políticas y normas ambientales.
- Convocar los actores de cada tema clave de la gestión y apoyar su organización para la
gestión ambiental.
- Apoyar los procesos tecnológicos y organizativos conducentes a una mejor gestión.
- Concertar agendas, objetivos, metas y procedimientos para el cumplimiento de las normas
y políticas ambientales.
- Orientar y fomentar los flujos de información entre los distintos actores que mejoren
su percepción y valoración del ambiente, su comprensión de su responsabilidad ambiental
y la actuación coordinada entre ellos.
- Ejecutar, liderar o promover proyectos que incidan estratégicamente en la
transformación del territorio y la sociedad, en dirección del desarrollo sostenible.
- Evaluar periódicamente los avances del PGA y los aspectos relacionados del POT.
- Sistematizar la experiencia e institucionalizar los métodos y reglas construidos en los
distintos escenarios de gestión.
Un escenario de gestión ambiental o escenario parcial tiene dos
etapas de desarrollo:
- Armado: que implica la identificación y convocatoria efectiva de todos los actores,
la concertación de los indicadores y metas, la elaboración conjunta del modelo básico
(variables, ponderaciones, relaciones causa-efecto), la convalidación de unas reglas
básicas de comunicación y cooperación y la definición conjunta de prioridades de
acción.
- Evolución: que implica el fortalecimiento de la comunicación y la cooperación
entre los actores convocados, la aplicación consistente y la institucionalización de los
métodos, los roles y las reglas, el desarrollo de las prioridades definidas y la
aproximación a las metas acordadas.
Para cada uno de los procesos claves que componen el ecosistema
ciudad-región se define un escenario de gestión:
- Funcionamiento biofísico: manejo de los ecosistemas estratégicos dentro de la
Estructura Ecológica Principal.
- Desarrollo agropecuario: conservación, restauración y aprovechamiento sostenible
de las áreas rurales en el marco del ordenamiento del uso del suelo rural.
- Urbanismo: mercado y uso del suelo, definición de la estructura urbana, desarrollo
arquitectónico y provisión de vivienda, espacio público y equipamientos.
- Transporte y movilidad: la movilización de personas y bienes a través del
territorio urbano-regional, así como la determinación de las necesidades y pautas de
movilidad según las formas de transporte y la localización de las actividades.
- Ciclo del agua: el manejo del recurso hídrico, desde sus zonas abastecedoras,
captación, distribución, uso, reuso y tratamiento final.
- Ciclo de materiales: el manejo de los residuos sólidos, desde la selección y
transformación de materias primas y otros insumos en la producción de manufacturas,
alimentos y construcciones, hasta completar el ciclo de vida de éstos, su conversión en
residuos y el reciclaje o disposición final de los mismos.
- Industria: el manejo ambiental de los sectores productivos (transformador o
terciario de la economía).
- Minería: la extracción y transformación de minerales, en especial los empleados
en la construcción, y sus efectos sobre el ambiente y el uso del suelo.
Cada escenario puede desarrollarse a través de subescenarios, según
tamaños (ej: pequeña industria, gran industria), según subsectores (industria
alimentaria, manufacturera, etc.) o según localización (ej: por localidades o UPZs). En
todo caso, el seguimiento y monitoreo siempre totaliza el escenario mayor.
En cada escenario se convocan los actores claves:
- Los productores de bienes y servicios propios de la actividad económica que define
el escenario.
- Los consumidores de dichos bienes y servicios.
- Los grupos sociales o económicos afectados por tales actividades de producción y
consumo.
- Los grupos sociales especialmente vulnerables a los impactos ambientales propios del
escenario.
- Las entidades públicas involucradas en el manejo del sector o el tema, incluyendo las
del ámbito distrital, regional y nacional.
En cada escenario se concertan, dentro de los marcos institucionales y
las restricciones normativas vigentes, los elementos básicos de la gestión ambiental:
- El modelo diagnóstico para el escenario, es decir, la visión de la situación
actual, sus orígenes y su mecánica, en términos de cuáles son las variables
principales, sus relaciones y ponderación, así como cuales son los actores, sus roles y
responsabilidades.
- La definición de "reglas de juego" transparentes y compartidas, en términos
de formas de comunicación, de cooperación y de control verificación de los
compromisos.
- La traducción de los objetivos del Plan de Gestión Ambiental a indicadores y metas
ajustados al lenguaje, la factibilidad y viabilidad dentro del escenario particular.
- Las normas reguladoras de las actividades del escenario y los mecanismos para el
monitoreo y control conjuntos entre todos los actores.
- La definición de agendas, prioridades y programaciones.
- La formulación y conducción de proyectos prioritarios.
- El monitoreo y la evaluación ambiental del desarrollo del sector o el tema del
escenario.
- La evaluación del armado y evolución del escenario.
El desarrollo de un escenario, a través de su armado y evolución, es
un proceso de incremento de su capital social, que debe ser planificado, conducido y
medido, en términos de:
- Construcción de un lenguaje, canales y formas de comunicación eficientes y
convalidados por todos los participantes.
- Construcción de experiencia y métodos eficientes de cooperación y coordinación entre
los actores.
- El escalamiento de logros de cooperación y coordinación entre los actores (creando una
cadena de éxitos, de menor a mayor desafío).
- Aumento de la capacidad para definir reglas y compromisos y cumplirlos.
- Aumento de la disposición efectiva a aportar voluntariamente a la gestión ambiental
del escenario (desde la asistencia, hasta la inversión de contrapartidas).
- Construcción de confianza, que va desde las estrategias simples para reducir riesgos e
incertidumbres en las relaciones entre los actores, hasta la construcción de experiencias
y formas de cooperación y coordinación basadas en la confianza (en el conocimiento del
otro y la predecibilidad de sus respuestas a los compromisos).
El avance en este proceso de capitalización social dentro de un
escenario de gestión, permite pasar gradualmente de un esquema de comando y control
(donde la información y las decisiones recaen mayoritariamente en la autoridad ambiental)
a un esquema de cogestión, medida en el incremento de:
- La descentralización, colocando más decisiones en el nivel local y zonal.
- La autogestión, colocando más del ciclo de planificación, formulación,
presupuestación, manejo y seguimiento en manos de los actores.
- La autorregulación, colocando más de la responsabilidad de control y vigilancia en
manos de los actores.
Este enfoque y método pretenden llevar la gestión ambiental de ser
apenas un proyecto de Estado a convertirse en un proceso social. Este propósito
metodológico puede resumirse en el siguiente silogismo:
Cuando los procesos de gestión ambiental
pasan de ser procesos técnicos y jurídicos
a generar capital social,
se convierten en procesos sociales,
la gestión ambiental se legitima
y se convierte en un movimiento social.
Figura 1, Esquema de Plan de Gestión
Ambiental
La figura 1 ilustra el esquema del presente Plan de Gestión Ambiental:
- En 17 objetivos se comprenden los aspectos que conforman el ambiente urbano-regional
deseado (6 de ecoeficiencia, 8 de calidad de los medios, 3 de armonía del desarrollo).
- En la parte superior se muestran los 8 grandes procesos que agrupan el funcionamiento y
evolución del ecosistema urbano-regional, los cuales generan y dinamizan el ambiente.
- Cada gran proceso involucra un grupo de actores claves y áreas estratégicas en el
territorio, conformando un escenario parcial de la gestión ambiental.
- Para cada escenario, el Plan formula un lineamiento de política específico (ej:
política ambiental en relación con el manejo del transporte, de la minería, etc.).
- En la esquina inferior derecha, se reúnen los ocho tipos de instrumentos que
implementan la gestión ambiental (investigación, seguimiento y monitoreo aparecen
agrupadas como estrategia del Plan). Estas son las ocho maneras como el Estado y sus
cogestores intervenimos en los procesos del ecosistema, para regularlos en dirección a
los objetivos ambientales planteados.
- Cada objetivo debe ser traducido a indicadores y metas específicos en cada escenario de
gestión, conforme a las variables propias del mismo y la visión y lenguaje de los
actores (líneas transversales).
- Para cada escenario deben identificarse los objetivos ambientales más relevantes a ser
monitoreados, manejados y concertados, de acuerdo con la dinámica ambiental del proceso y
los intereses de los actores.
- Tras establecer los objetivos, traducidos a indicadores y metas (el qué se quiere) para
cada escenario parcial (con quién y en dónde), el Plan define los proyectos y acciones
para lograrlo (el cómo). Esta concatenación de política específica, metas y acciones
conforma cada uno de los 8 programas que integran el Plan de Gestión Ambiental (líneas
verticales del esquema).
- Cada estrategia (ej: participación y descentralización) es transversal a todos los
programas. Desarrolla actividades ajustadas a las características de cada escenario y las
necesidades de los programas, manteniendo unidad en su enfoque y método.
- Cada programa debe plantear sus metas y acciones en tres ámbitos: urbano, rural (áreas
rurales distritales) y regional (Bogotá + Cundinamarca). Esto implica una agenda a cada
nivel dentro de un programa, a ser concertada y cogestionada con distintos actores.
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