"Ayer volvieron a
volar ocho tinguas"; "La encrucijada de las tinguas"; "Liberaron
treinta y nueve (39) tinguas en el Humedal de Jaboque"; "La tingua voló",
son algunos de los titulares con que la prensa capitalina ha registrado un programa que
desde hace cerca de cinco años adelanta el DAMA, con la colaboración de la comunidad
bogotana, cuyo objetivo es devolver estas atractivas aves a su hábitat natural.Las
tinguas (Porphyrio martinica), pertenecen al grupo de aves acuáticas denominadas
gallitos de agua.
Su figura es bastante característica, la espalda verde oliva, pecho azul con
vivos metálicos, cola blanca, cuerpo pequeño y redondo, sostenido por delgadas patas
amarillas terminadas en dedos no palmeados, suficientemente largos para caminar sobre la
vegetación de los pantanos sin hundirse, se alimentan de retonños, algas, caracoles y
larvas de insectos.
La tingua es habitante de los humedales capitalinos, especialmente, durante los
meses de noviembre a marzo cuando llegan a la Sabana de Bogotá provenientes de otras
zonas del país. La reducción de los humedales de esta zona que, en menos de cuarenta
años han pasado de ocupar 50.000 hectáreas a solo 800, y los largos recorridos
emprendidos causan que algunos individuos caigan agotados en terrazas y calles de la
ciudad. Con el fin de lograr la rápida reinserción de estos animales, se ha puesto en
práctica un programa en el que una vez se consolida la rehabilitación de un grupo, se
selecciona un humedal y se procede a la liberación del mismo.
Durante la presente temporada han sido recuperadas cerca de 330 tinguas, la
mayoría de las cuales se encuentra finalizando el proceso de observación, luego del cual
podrán continuar con su camino.La última de las liberaciones se realizó en el Humedal
del Parque La Florida. Sabemos que en realidad falta mucho por saber del comportamiento de
estas aves y que sería interesante contar con un seguimiento más estrecho de los
movimientos que realizan, este es uno de los propósitos a cumplir a un mediano plazo,
mientras tanto, hemos de contentarnos tratar de dar continuidad a su propósito, aún
desconocido por nosotros.